miércoles, 25 de julio de 2012

.::. Noche turbia .::.




Cae la noche y en un impetuoso infierno se transforma este día. La ligera frescura de la mañana se esfumó en la tarde lúgubre de nubes negras y relámpagos detonantes. Con el olor de la tierna flor que asoma sus pétalos en mi terraza, trato de perfumar esta terrible preocupación que abruma en esta noche a mi alma, por no saber con certeza a dónde irá a parar este hilo de ilusiones rotas.


El río empieza a sonar con alta rudeza, su envoltijo de agua opaca se desborda por la calle trasera de mi casa e inunda mi calma sin importar daño alguno; tan sólo cubre esta tímida mirada, la inunda de llanto y sollozos haciendo a mi cuerpo convulsionar en medio de la crujida tormenta y así es como la noche turbia comienza.


Agujeros en el tejado, llueve piedra y agua a cántaros. Nada ni nadie detiene esta tormenta nocturna. Crece el arroyo en la calle J, y mi terraza se inunda de esa nebulosa. La brisa con prisa viene a alejarme de la tranquila  tertulia sostenida entre mi gato y yo; viene, viene a arrasar con sus susurros guturales y dejando a su paso, rastros de desechos arrojados por el equívoco ente humano.


Sola, así he quedado después de los instantes de este embrollado momento. Sola, sin una ilusión, sin mi taza de té, sin mi florecita tierna, sin hilos que tejer. Así termina esta historia, con nudo y sin desenlace, con un comienzo a tientas y sin un final felíz. De esta manera, me despido con un hasta luego, pues queda mucho que barrer aquí, tal vez vuelva con el seguimiento de esta historia, o quizá le invente un final feliz.

Annabel Lee.


.::. La docente del amor .::.



Tierna y noble con un alma de sencillez y bondad, así eres tú mamá; la creadora de cinco vidas, la impulsora de la lucha y el esfuerzo, la defensora de los sueños y la ilustradora de metas cumplidas. Impetuoso y largo ha sido el camino que has recorrido, lleno de tropiezos , pérdidas y obstáculos. Pero tú, luchadora y constante, derribaste toda cadena que amenazara con aprisionarte en una celda del sendero que te impidiera salir adelante.


Me declaro fiel admiradora de la ligereza con que has tomado las adversidades, siempre con una cara amable, y así, el universo ha sabido recompensarte. Nunca echaste a florecer tus penas. Aprendí de ti, que aunque mi jardin interior pareciera estar marchito, hay que abonarlo para que florezca y luzca felíz.


Tú, querida madre, has sido la mejor maestra para mi; la maestra de la vida con cada enseñanza que me has transmitido a través de la ilustración de tu diario vivir. Has sido maestra de ricos y pobres, de buenos y malos, de inquietos y aplomados; una docente con calidad de madre, amiga y consejera; docente de español, matemáticas y hasta de lengua extranjera, pero lo mejor, es que has sido una docente de amor, con total entrega y vocación.


Maestra mía, maestra nuestra, con tu tablero, libro y marcador le has enseñado a casi todo un pueblo las ciencias básicas del aprender, pero en definitiva, tus mejores herramientas han sido sido el cuerpo, alma y corazón con los que impartes tus conocimientos para hacer de muchos de tus alumnos, miembros de una sociedad mejor.


Mamá, hoy quiero agradecerte por todo lo que nos has ofrecido hasta hoy. Sin duda, has sido una gran madre, compañera, hermana, amiga, tía y abuela, de quien todos guardamos hoy día una gran parte en nuestros corazones. Por eso hoy queremos celebrar tu valioso existir, porque has sabido llenar nuestras vidas de ingredientes simples como el hacer felíz.



Querida mía, querida nuestra, ¡felíz cumpleaños! una vez más, y ruego siempre a la luz divina que siga iluminando tu grandiosa vida por mucho tiempo más. ¡Sé feliz por siempre! Te adoro.

Con cariño,

tu hija adorada.

Anabel Arévalo Prada.

Con motivo del aniversario del natalicio de mi madre Ana Prada Márquez, mi luz, mi guía.(05/08/52)