Décadas
de intensa agonía cargas en tus pasos
Tus
trajes yacen desgarrados por el frío de la noche
Los
que te escuchan, ignoran tus voces
Y
los que no, ruegan porque jamás los roces.
Tus
llantos son el eco de la nostalgia de tu pasado
Deambulas
por las calles, sin rumbo fijo, pero con prisa
Recorriendo
a tientas el obscuro y silencioso pasillo,
Por
el que creíste haber abandonado una vida.
Tu
rostro es incierto
Y
tu desarreglada cabellera desconcierta
Tu
belleza es ajena a tu cuerpo,
Pero
propia de tu vil inocencia.
Lloras
el peso del pecado
Pides
a gritos el perdón
Eres
un alma joven penando
Evocando
miedo y dolor.
Llorona,
la soledad es tu castigo
Te
señalan por tu crueldad
Tu
crimen es el testigo
De
tu inhumano accionar.
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